lunes, 29 de septiembre de 2008

Esclaus del Nostre Temps


Al llarg de l'història, hem pogut observar, com els humans amb poder adquisitiu, s'han aprofitat dels mes desfavorits. "Així som els humans", doncs a la mínima que podem obtenir un benefici, per molt mal que puguem causar, ho fem sense compasió. D'altra banda, els humans oprimits, sempre han reaccionat davant d'aquestes situacions, lluitant, demanant llibertats i drets per viure millor.

Ara, en el nostre temps, en un país democràtic, tothom té dret a l'educació, a la sanitat, a viure bé y tenir uns drets, encara que també hi ha persones que viuen a la misèria. Tots som iguals davant la llei, tots tenim dret a una vida digna i a una seguretat.

No obstant, molt poca gent s'horroritza al pensar que actualment també hi ha esclaus, que neixen amb un destí marcat (moltes vegades al teu filet). Aquests esclaus podem comprar-los, vendre'ls, com si la natura els hagués fixat un preu. Ells no tenen veu, ni tampoc opció.

Sembre hi ha hagut gent justa i amb una filosofía vegetariana com Einstein, Gandhi o Leonardo Da Vinci que deia -"Si ets com tu t'has descrit a tu mateix, el rei dels animals, seria millor anomenar-te rei de les bèsties, doncs tu ets la major de totes elles! -Per què els ajudes a que et puguin donar després les seves cries per gratificar la teva gana, amb el qual has triat convertir-te en la tomba de tots els animals?"



Animals com la vaca, el pollastre, els porcs... són criats pel benefici econòmic. Són obligats a néixer, condemnats al sofriment i l'explotació, drogats per augmentar la seva massa corporal, vivint en miserables condicions i destinats a morir per arribar als nostres plats. Altres, son torturats i ridiculitzats en espectacles, per fer-nos passar una bona tarda, com en el cas de circs, zoos o bé altres actes com el toreig, el quan anomenem "Festa Nacional". No creus que ells també mereixen ser respectats i tenir uns drets com el teu gat o el teu gos?

Els vegetarians/vegans som animals humans que respectem als altres animals no humans, tant com a la nostra pròpia espècie o família. Molta gent adopta seguir una alimentació vegetariana/vegana per motius mediambientas, per combatir la gana al món, per motius estètics, ètics, per respecte els animals i el maltractament d'ells en granjes e indústries.

Altres per motius de salut, doncs está comprovat i hi han estudis científics que demostren que una dieta vegetariana es molt més saludable que una alimentació omnívora, argumentat que una eliminació de carn a la dieta redueix el risc a patir o desenvolupar malalties cardiovasculars i altes...

D'altra banda, molta gent afirma que els humans han menjat carn des de sempre, que sense l'ingesta de determinats productes animals no es possible seguir una vida saludable, i que les persones vegetarianes tenen carències de proteïnes, calci... No obstant, existeixen altres aliments d'origen vegetal que també contenen aminoàcids essencials que l'organisme necessita per sintetitzar les proteïnes necessàries. A més, la nostra estructura anatòmica, comparada amb els animals omnívors, carnívors i herbívors, ens dóna informació necessària com per saber que no som ni carnívors ni omnívors.
Per una banda el sofriment animal, innocents que tenen sentiments y capacitat per sentir dolor són explotats càda dia fins la seva mort, d'altra banda el nostre plaer de gaudir d'un gran bistec, no necessari. Que té més pes? el meu plaer egoista o la seva vida? "Podries mirar un animal als ulls i dir-li: el meu apetit compta mñes que el teu sofriment?" - Jo no.

Penso que el respecte és una virtut moral que no ha d'establir diferències entre animals humans i no humans, com tampoc amb el medi ambient, ja que tot el que fas als altres, t'ho estàs fent a tu mateix. Tot és un cercle tancat.





"La no violencia conduce a la ética mas alta, lo cual es la meta de toda evolución.
Hasta que no dejemos de lastimar a otros seres vivos, seguiremos siendo sal
vajes"

Thomas Edison

Por un mundo mas justo :)



jueves, 25 de septiembre de 2008

Carta desde un Mundo Vegano


Queridos amigos y compañeros activistas,

En un momento en que la mayoría de organizaciones de derechos animales están activamente promoviendo, recompensando y defendiendo los productos animales y métodos de ganadería "humanitarios", os escribo por tres de los receptores de esa piedad.

Para la industria, ellos son conocidos como las unidades de producción número 6, número 35 y número 67.595. Para el consumidor "compasivo", ellos son conocidos como etiquetas que te hacen sentir bien: "leche orgánica", "ternera rosada", "huevos camperos". Para los defensores del bienestar animal, ellos son conocidos como "alternativas humanitarias". Entre ellos, se conocen como madre, hijo, hermana y amigo. Para ellos mismos, ellos son simplemente lo que tú y yo somos para nosotros mismos: un mundo auto-consciente, auto-contenido, de experiencias subjetivas, sentimientos, miedos, recuerdos -alguien con la certeza absoluta de que su vida merece ser vivida.

#6 es una madre primeriza. Está frenética. Su bebé está ausente. Camina desesperadamente arriba y abajo del corral, mugiendo y llorando, y llamando a su chico perdido, temiendo lo peor, confirmando sus miedos. Ella es una de las miles de hembras indefensas nacidas en un granja orgánica verde típica de lácteos. Ella pasará toda su corta vida lamentando la pérdida de bebé tras bebé. Será ordeñada incansablemente a través de repetidos ciclos de embarazos y desamparo. Su única experiencia de maternidad será la de la peor pérdida para una madre. En el punto álgido de su vida, su cuerpo cederá, su espíritu se romperá, su "producción" de leche declinará, y será enviada a una horrible matanza, junto con otras madres apenadas, derrotadas, y "gastadas" como ella misma.

Ella
es la cara de la leche orgánica.


#35 es un bebé de dos días, su cordón umbilical está todavía unido, su pelaje está todavía viscoso con los fluidos del parto, sus ojos están desenfocados, sus piernas, tambaleantes. Está llorando lleno de pena por su madre. Nadie responde. Él vivirá toda su corta vida como huérfano, su única experiencia de amor materno será aquel que ansía, su única experiencia de conexión emocional, una de ausencia. Pronto, el recuerdo de su madre, su cara, su voz, su olor, se perderá, pero el anhelo irreprimible y doloroso por su calor todavía seguirá ahí. A los cuatro meses de edad, él y otros huérfanos como él serán encerrados en camiones y transportados a la matanza. Según será arrastrado a la planta de matanza, todavía estará buscando a su madre, necesitando todavía desesperadamente su presencia protectora, especialmente en el oscuro momento en que estará aterrado y necesitándola más que nunca en medio de las terribles visiones, y sonidos, y olores de la muerte alrededor suyo y, en su desperación, en su deseo por una pizca de consolación y protección, él, como muchos terneros bebés, tratará de chupar los dedos de sus matarifes.

Él
es la cara de la ternera "rosada" que estamos animando a los "líderes responsables de restaurantes" a utilizar.

#67.595 es una de las 80.000 aves en un centro de huevos "camperos" dirigido por una familia. Nunca ha visto el sol ni sentido la hierba bajo sus pies, nunca ha conocido a su madre. Sus ojos le queman por la picazón de los vapores de amoniaco, su cuerpo sin plumas está cubierto con heridas y abrasiones, sus huesos son quebradizos por el constante drenaje de la producción de huevos, su pico cortado está palpitando por el dolor. Está exhausta, agotada y vencida. Tras toda una vida de privación social, psicológica, emocional y física, ella le hace frente picoteando neuróticamente a objetivos inexistentes durante horas. Tiene dos años y su vida se ha acabado. Su producción de huevos ha descendido, y será eliminada por los medios más baratos posibles -será gaseada junto con las otras 80.000 aves de su comunidad-. Esto requerirá tres días completos de trabajo para finalizar la tarea. Durante dos largos días, oirá los sonidos y respirará los olores de sus hermanas siendo matadas en cámaras de gas fuera de su nave. El tercer día será su turno. Ella será agarrada por las piernas y llevada fuera por primera vez en su vida y, como cada una de las 80.000 gallinas "gastadas", como cada una de las 50 mil millones de víctimas anuales de nuestro apetito, ella luchará por seguir viviendo, y no aceptará ninguna explicación ni justificación por ser robada de su patética y única vida.

Ella
es la cara de los huevos "camperos" que animamos a los campus de colegios, negocios y consumidores a utilizar.

Estos son los "beneficiados" de las "prácticas humanitarias de ganadería" que nosotros, los defensores de los animales, estamos desarrollando, promoviendo y recompensando públicamente al animar a los consumidores "compasivos" a comprar los productos de los que sabemos que no son más que miseria. Prácticas "humanitarias" que, si cualquiera de nosotros fuese forzado a padecer, ninguno experimentaría como "humanitario".

Nosotros, los activistas, sabemos que no hay tal cosa como ganadería compasiva, responsable o ética en ninguna escala. Sabemos que la única alternativa humanitaria y ética es una vida vegana.

¿Por qué somos tan pocos contando la verdad? ¿Por qué estamos describiendo los productos "extensivos" como "humanitarios" cuando sabemos el horror que tales prácticas infligen en sus víctimas? ¿Por qué estamos mintiendo a la sociedad, y a nosotros mismos, sabiendo que la ganadería "compasiva" no es más que un mito, un esquema de márketing, una etiqueta engañosa? ¿Por qué tantos de nosotros ofrecemos las vidas de los animales animando al consumo de su carne, huevos y leche, cuando nuestro único deber es luchar por sus vidas como si fuesen las nuestras? ¿Por qué estamos promoviendo la práctica de consumir animales cuando sabemos que es brutal, inexcusable, inconsciente y completamente innecesaria? ¿Por qué estamos recompensando a los consumidores por demandar más de lo mismo por lo que estamos luchando por eliminar? ¿Por qué estamos reforzando y recompensando las suposiciones especistas arraigadas de este mundo, cuando nuestro trabajo, nuestro único trabajo, como educadores veganos y activistas, es cuestionar y cambiar esas suposiciones ofreciendo un nuevo modelo de pensamiento sobre los animales no-humanos, un nuevo modelo de interactuar con ellos, una nueva práctica de vivir, un nuevo modo de ser en el mundo?

Muchos de nosotros justificamos nuestro apoyo a los productos animales "humanitarios" y nuestra búsqueda de reformas bienestaristas diciendo que el mundo no está listo para el cambio, que puede que nunca se haga vegano, que lo más que podemos esperar alcanzar en este tiempo intermedio es reducir el sufrimiento de los animales que hoy son condenados. Pero esto no es verdad. Esto no es un hecho. Es un miedo -un miedo a la acción, un fallo de voluntad, una actitud derrotista y, finalmente, una profecía que se auto-satisface.

La verdad es, que el mundo puede cambiar. De hecho, el mundo ha cambiado muchas veces en el pasado, y ha cambiado de modos que parecían imposibles en aquellos momentos. La verdad es, que el mundo cambiará, pero sólo si trabajamos por crear ese cambio. Permanecerá siendo el mismo si nosotros, los auto-proclamados agentes del cambio, animamos a que siga igual. Cambiará si todos nosotros decimos la completa verdad de que no hay tal cosa como ganadería compasiva, o utilización animal de cualquier tipo, la verdad es que la única alternativa humanitaria es vivir de forma vegana, la verdad es que la ganadería en cualquier escala es un desastre ético y medioambiental, la verdad es que los animales son personas como tú y yo que resulta que no son humanos y que tienen el mismo dereecho inherente a la vida y libertad que tú y que yo. La verdad es que vivir vegano no es un "estilo de vida", sino un imperativo moral.

Podemos hacerlo mejor. De hecho, tenemos una obligación de hacerlo mejor.

Os invito a que veáis por vosotros mismos cuánto se puede conseguir cuando un pequeño grupo de activistas dedicados ofrecen todo su tiempo y recursos a la educación vegana que es consistente, y no socava, nuestra meta última -la Liberación Animal- y cuando el mensaje Hazte Vegano es central en cada una de nuestras comunicaciones, desde en recursos en internet, al material impreso, anuncios, protestas, vallas publicitarias, eventos de concienciación, hasta en la exploración en profundidad de la personalidad de animales de granja detalladas en los retratos individuales publicados en el blog de Prairie.

Con un presupuesto reducido, con un núcleo de educadores veganos formado totalmente por voluntarios que están determinados a contar toda la verdad sobre la carne, los lácteos y la producción de huevos, una pequeña organización de base como el santuario Peaceful Prairie ha construido algo que las grandes y adineradas organizaciones no sólo han fallado en sacar adelante, sino que han minado consistentemente a lo largo de años de activismo anti-vegano: un vibrante mundo vegano creciendo en medio de un mundo no vegano, un lugar donde los animales refugiados son considerados y representados como las personas que justamente son, un lugar donde los humanos residentes defienden incansablemente nada menos que la total liberación, un Estado Libre en el corazón de un mundo subyugado por los humanos, un lugar donde los principios de la abolición son aplicados en palabra, pensamiento y hecho. Un enclave vegano cuya misma presencia ya ha cambiado la geografía física, política, psicológica y espiritual del mundo.

Os invito a que lo experimentéis por vosotros mismos. Uníos a nosotros en nuestra lucha por extender su alcance. Ayudadnos a hacer que no tenga fronteras.

Joanna Lucas,
Santuario Peaceful Prairie